Quizás sea un poco exagerada, pero cuando mi hija terminó el cole, hace un par de semanas, quise hacer un regalito a todas las profesoras con las que había tenido una relación cercana. ¡Eran 6! Y me pareció que lo mejor sería preparar algo bonito, hecho a mano, pero al mismo tiempo útil. Que no fuera el típico regalo que se queda en una caja... si es que no va directo a la basura.
Pensé en mil cosas distintas, y Martina, de No sin mis hijos, a quien conocí la noche del 15J, me contó que ella había hecho, unos años antes, unos abanicos pintados con su hija. ¡Qué buena idea!
Aquí traigo mi versión: